Para aprender a manejar no importa la edad

Para aprender a manejar no importa la edad

Aprender a manejar. No importa la edad.

Hoy te vamos a contar algunas historias de mujeres, que pasados los 50, decidieron sentarse y tomar “las riendas” de un auto y por supuesto las de su vida.

Fueron nuestras seguidoras las que nos escribieron para contar sus experiencias. Algunas decidieron comenzar a manejar por iniciativa propia, otras estimuladas por su compañero de vida o algún familiar.

A partir de estas historias esperamos incentivar a cada mujer con alas que todavía no se animó a volar.

“Pasé toda mi vida con miedo a manejar, porque a los 16 años tuve un accidente y me traumó. Luego, tuve a mi bebé en mi casa con mi pareja y pude controlar esa situación. Nada es imposible. ¿Entonces por qué no poder aprender a manejar? Me repetía una y otra vez que con sólo tener el control del embrague, tenía el control de mi vida! Ahora el auto es un amigo que me acompaña y hace mejor mi vida. Estoy orgullosa de mis logros. Logré eso que nunca imaginé que iba a poder hacer. Me siento libre, soy libre”, nos relató Ana mientras miraba su auto por la ventana.

Con un cafecito temprano por la mañana, María Elena nos contó que su experiencia al volante la rejuveneció, ya que al aprender algo nuevo, su cerebro funciona de otra manera y pudo ver las cosas desde otra punto de vista. “Estar al volante me genera responsabilidad. Creo que las mujeres, al ser dadoras de vida, valoramos más la seguridad al manejar”.

Susana Catalano nos transmitió que a su edad, más de 50 años, encontró independencia y le cambió totalmente la vida. “Nunca pensé que el manejar te abre las alas, me siento libre” y recomienda que sea la edad que sea, lo mejor es encontrar un buen profesor que te enseñe en las calles, eso te genera seguridad en el momento que te encontrás sola al volante.

Por su parte, Graciela recomienda a las que todavía no se sienten seguras en las calles (y ya tienen licencia) salir en horas de poco tránsito (ella salía a manejar a la hora de la siesta) por barrios de poco movimiento primero y luego, de a poquito, por lugares más transitados. Si tienen una amiga que las pueda acompañar es lo ideal, si no, pueden llegar de visita a la casa de alguna de ellas temprano y volver más tarde cuando ya hay menos movimiento. El tener la obligación de volver a casa es un buen incentivo.

Como dice el dicho popular, tener un hijo, sembrar un árbol, escribir un libro, y nosotras agregamos: Manejar un auto.

Gracias a todas las #mujeresconalas por sus relatos que seguramente inspirarán a lograr más mujeres al volante sabiendo que no importa la edad.

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