Para estudiar, mejor poné música

¿Nos puede ayudar a captar conocimientos?

Hay música en todos lados y las canciones y nuestros grupos favoritos están al alcance nuestra mano: desde Spotify a YouTube, pasando por iTunes o inclusive en la tele, si es que alguien todavía sigue viéndola. Pero ¿qué pasa cuando hay que sentarse a estudiar? ¿Existe una canción que por alguna alquimia extraña nos permita memorizar todos los apuntes y coleccionar buenas notas? Ojalá, pero no es el punto de esta nota. ¿Es recomendable estudiar con música, sin más, llevándola al mismo nivel de importancia que le doy a ese mate lavado y esas galletitas de animalitos que también acompañan a mis apuntes? ¡Sí! De todas formas, veamos algunos detalles.

Efecto Mozart

El Efecto Mozart no consiste en que, si escuchás música de Wolfang Amadeus te vas a convertir en un genio, un mar de conocimiento, un cosmos de simpatía y etcétera. Estamos hablando de supuestos beneficios que, a lo largo de la historia, fueron investigados por miles de especialistas. Toda esta mitología sirvió para que Don Campbell escriba un libro titulado “El Efecto Mozart”, en el que se recopilan todos los estudios que se hicieron al respecto. La conclusión máxima a la que se llegó es que existe un incremento de corta duración en nuestras capacidades cognitivas después de escuchar música clásica, sobre todo en lo que acontece al razonamiento espacio-temporal. Esto significa que se te va a hacer más fácil armar un rompecabezas o resolver problemas de espacio y organización; en síntesis: vas a estar creativo en lo práctico ¿Cómo funciona esto? Relax, ya te cuento.

Reducir el estrés

La música siempre funcionó como un efecto relajante, a menos que pongas Turbo Negro un domingo a las 7am o el último disco solista de Thom Yorke en cualquier momento. Para explicar esto nos vamos a meter en un territorio muy denso, pero bueno, peor es estudiar ese libro incomprensible de cosas que jamás vas a aplicar en tu carrera.

Veamos: estudiar significa usar nuestro cerebro a pleno. Una forma de medir esta actividad es a través de las ondas cerebrales. Nuestra cabeza trabaja 5 bandas de frecuencias, cada una asociada a cierto estado de la mente. Por ejemplo, Delta es la frecuencia del sueño profundo. Pero para hablar de música y aprendizaje tenemos que hacer foco en dos: las bandas Alfa y Beta.

Vamos las bandas

La banda Alfa es la del relax consiente, está relacionada con los procesos de aprendizaje y solo funciona cuando estamos relajados, o sea, sin estrés. Gracias a estar re chill, nos ponemos más creativos, podemos pensar mejor las cosas y concentrarnos más.

Lo que no debemos alcanzar es la banda Beta en su capacidad más alta, porque es ahí donde se produce el estrés: en esta etapa estamos con una gran actividad mental, en estado de plena vigilia, híper despiertos, pero poco sensitivos.

La solución a todas estas dialécticas medidas en Hertz es la música, porque puede ayudarnos a transformar estas ondas cerebrales Beta altas en ondas Alfa, liberándonos del estrés, estimulando la creatividad, y mejorando temporalmente nuestra capacidad de aprendizaje.

De música ligera

¿Sólo tengo que escuchar música clásica? ¿Si escucho El Pepo me voy a sacar un seis? No necesariamente, lo recomendable de todas formas es tener preparada una buena playlist para que no te sorprenda de repente un reguetón lento en medio de “Los Planetas” de Gustav Holst (este consejo es válido también por si te viene la loca idea de encender la radio).

La banda que elijamos da lo mismo, porque, a fin de cuentas, ¿qué tan lejos está un disco de Pink Floyd de una obra de música clásica? La idea es que nos guste y que nos inspire, ya que estamos conectando la creatividad (ondas Alfa) con nuestra parte más racional (onda Beta), y esa conexión solo puede funcionar desde lo placentero.

De todas formas, contemplemos que te desconcentran las letras, sobre todo esa de Los Redondos, tan profunda, que dice “ñan fi frufi fali fru”, pero a la vez querés algo bien motivador, como para sacarte un 10 en el parcial y luego ir a escalar el Fitz Roy, entonces ponete de fondo algunas bandas sonoras de películas.

Cuestiones de volumen y dispositivos en los que vas a escuchar es algo bien subjetivo. Siempre pensá y tené en cuenta lo que te relaje y, sobre todo, lo que te dé seguridad. Se trata de una construcción, de una ampliación del pensamiento y de estimular la creatividad al servicio del aprendizaje ¡Queremos escuchar tu playlist!

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POR: Sebastián Caraballo.
Aventurero y emprendedor cultural. Estudié Letras y Comunicación. Dirijo Revista Burra, una publicación digital y experimental de cultura popular que explora diferentes recursos de narrativa periodística. Suelo aparecer en internet con artículos sobre música y ciencia ficción.

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