Descubrí IMPLOSIÓN!, el nuevo proyecto
site-specific de Marta Minujín en Fundación Santander.

ABRIL - NOVIEMBRE 2021

IMPLOSIÓN!

Texto por Rodrigo Alonso

Desde los inicios de su carrera, Marta Minujin viene empleando colchones como soportes de los más variados trabajos. Los primeros aparecieron casi por casualidad, cuando la artista incluyó el de su casa en la realización de una obra; luego, los fue encontrando en descartes de hospitales, en la basura y en los lugares más insospechados.

Al principio, los colchones eran objetos que le permitían incorporar un elemento de la sociedad de consumo en sus obras, como lo estaban haciendo otros creadores de manera simultánea – los llamados artistas pop – en el mundo. Pero de a poco se transformaron en una representación de la vida misma, ya que en ellos – como asegura Minujin – nacemos, morimos, hacemos el amor y pasamos gran parte de nuestra existencia.

Esta perspectiva vital, propia de una época que dejaba atrás los horrores de la II Guerra Mundial y miraba hacia adelante con expectativas optimistas, produjo una doble transformación en su obra: por un lado, la modificación de la superficie de los colchones mediante franjas de colores estridentes que transmiten energía lumínica y vitalidad; por otro, la desacralización de la obra artística y su conversión en una experiencia lúdica, descontracturada e interactiva. Este cambio de mentalidad tuvo su punto de quiebre en una acción realizada en París (La destrucción, 1963), en la cual Minujín destruyó todas las obras que había realizado hasta ese momento en esa ciudad.

La nueva era de colchones multicolores y participativos tuvo su reconocimiento triunfal en las salas del Instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires, una institución que fomentó la producción vanguardista joven en los años sesenta. Allí, Marta Minujin presentó dos instalaciones, Eróticos en Technicolor y Revuélquese y viva (ambas de 1964), que traducían las nociones de erotismo y vida en estructuras y dispositivos construidos con colchones, y que promovían, además, la intervención del público. Más tarde, en los Estados Unidos, recubrió una galería de arte con ese material creando un espacio de encuentro activo e inusual (Galería blanda, 1973).

Desde entonces, la incorporación de los espectadores a los proyectos artísticos de Marta Minujin ha sido una constante. Activar al público, conmoverlo, desorganizar sus rutinas y enfrentarlo a situaciones inesperadas o incluirlo en ambientes desconcertantes es un objetivo habitual en cada una de sus propuestas. Los colchones desaparecieron por un tiempo – en el cual la artista viajaba mucho realizando acciones y otras producciones efímeras – pero volvieron a aparecer con fuerza con el nuevo milenio, en formas renovadas pero vibrantes y atractivos como siempre.

Como surge de este breve recorrido temporal, los colchones no son simplemente un material en la obra de Marta Minujin: son más bien la encarnación de una filosofía de vida. Son objetos que inflaman los sentidos, elementos que forman parte de nuestra cotidianidad pero que al ser reconfigurados por la desbordante libertad de la creación artística nos invitan a pensar en la posibilidad de reformar todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas. Son estimulantes y empoderadores, como lo es la propia Marta Minujin.

A los coloridos volúmenes de sus trabajos más recientes se suma hoy un recinto electrónico en el cual las franjas multicolores se proyectan al espacio, una suerte de galería blanda virtual. En su interior, la piel de los colchones se ha transfigurado en una experiencia audiovisual y lúdica que inunda al visitante e implosiona en su cuerpo y sensibilidad. Un nuevo formato para un desafío recurrente: dejar de lado hábitos y rutinas mentales para sumergirnos sin restricciones en lo que el arte tiene de liberador.

Acerca de Marta Minujín

Nació en 1943 en Buenos Aires, donde actualmente vive y trabaja. Entre 1955 y 1960, en la misma ciudad, estudió artes plásticas en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano y en la Escuela Superior de Bellas Artes. En 1961, obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes que le permitió instalarse en París. En 1962, otra beca extendió su estadía en esa ciudad hasta 1964.

Pionera de los happenings, el arte de performance, la escultura blanda y el video, Minujín persigue una práctica variada e irreverente que demuestra un profundo rechazo hacia el objeto de arte coleccionable. Sus obras incluyeron la quema de todos sus trabajos (La destrucción, 1963), intervenciones temporales con animales vivos (El Batacazo, 1964) y un recorrido por un laberinto de situaciones (La Menesunda, 1965).

Influenciada por el entorno intelectual que rodeaba al Instituto Torcuato Di Tella en los sesenta, creó obras como Simultaneidad en Simultaneidad (1966). Tras ganar la Beca Guggenheim, se adhirió al movimiento contracultural en Nueva York de los setenta, donde se volcó al arte pop y el arte psicodélico. Luego de crear el Obelisco de pan dulce (1979), se volcó a las esculturas públicas colosales como la Torre de pan de Joyce (1980), La Venus de queso (1983), la Torre de Babel (2011), el Ágora de la paz (2013), y el Arte de Rayuela (2014). En 2015 reconstruye “La Menesunda según Marta Minujín” en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires; En 2017 participó de la documenta14 (Kassel) con su obra El Partenón de Libros, una reversión del Partenón realizado en 1983 en Buenos Aires, hecho de 100.000 volúmenes censurados en cualquier parte del mundo, en cualquier momento de la historia. En 2019 recrea nuevamente Menesunda Reloaded, en el New Museum, en la ciudad de New York.

Dentro de sus próximos proyectos se encuentra llevar La Menesunda a Tate Liverpool, y hacer La Estatua de la Libertad recubierta de hamburguesas en la ciudad de New York.

Minujín ha tenido exposiciones individuales en la Galería Bianchini, Nueva York (1966); Howard Wise Gallery, Nueva York (1967); Centro de Arte y Comunicación, Buenos Aires (1975); Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires (1999); The Americas Society, Nueva York (2010); Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla (2010); Y Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (2011). Las exposiciones colectivas seleccionadas incluyen la Bienal de París (1961); Salón de la Jeune Escultura, Musée Rodin, París (1962); Du Labyrinthe, Chambre d'amour, Tokio (1963-64); La boîte y el contenido, Galerie Legendre, Paris (1964); Arte de América Latina Desde la Independencia, Yale University, New Haven, Connecticut (1966); Imán: Nueva York, Fundación Proa, Buenos Aires (2010); la Bienal de Sao Paulo (2010), International Pop, Walker Center, Minneapolis (2015) y en Philadelpgia Museum of Art (2016); y Radical Women: Latin American Art 1960-1985, Hammer Museum, Los Angeles; Brookly Museum, New York (2018); Pinacoteca Sao Pablo (2018). Sus premios incluyen el Premio Nacional Instituto Torcuato Di Tella (1964) y una Beca de la Fundación Guggenheim (1966), y en los últimos años obtuvo el Premio Lorenzo el Magnífico en Artes Visuales (2015), el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2016), el Premio Excelencia en el Arte del Museo del Barrio (2018), y el Premio Americas Society al Logro Cultural (2018), Premio Nacional a la trayectoria Fondo Nacional de las Artes en el Museo Nacional de Bellas Artes. (2019)

Su obra es parte de colecciones privadas, y de museos de todo el mundo: MNBA, MALBA,MAMBA, MACBA (Buenos Aires); MoMA, Guggenheim Museum (New York); Art Museum of the Americas (Washington DC); MOLAA (Los Angeles); Centre Pompidou (Paris); Tate Modern (Londres); Olympic Park (Seúl), Museu de Arte Contemporanea de la Universidad de San Pablo; Museo Nacional de Arte Reina Sofía (Madrid); Caixa de Barcelona; Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla), Museo La Tertulia (Calí).