
Muchas veces los emprendimientos propios nos obligan a dar todo de nuestro tiempo, energía y creatividad. En el día a día, sostener el desarrollo de un proyecto puede exponernos a un importante desgaste físico y mental, y más aún cuando las obligaciones se superponen o los ciclos llegan a su fin y todo parece urgente, impostergable y necesario.
Por eso, antes de que la sobreexigencia facilite los errores no forzados y el físico, la mente o incluso los socios o compañeros de trabajo pasen facturas poco propicias para el momento de tensión, es mejor prevenir en el durante que lamentar en el después. Y la solución puede ser simple y estar al alcance de cualquiera: ¿Cómo administrar los tiempos de descanso durante el trabajo para evitar el “burn out” y enfrentar mejor el camino hacia los objetivos?
Descubrir el tiempo de cada uno
Lejos de establecer fórmulas homogéneas para personas —más precisamente, para organismos— que funcionan de maneras variadas en contextos variados, el primer paso para comenzar a administrar los tiempos de descanso es prestar atención a los “tiempos naturales” de cada uno. Esto es, entender cuánto tiempo uno puede estar enfocado al 100% en una lectura, una reunión grupal, una conversación individual, la resolución de un problema o el desarrollo de esa solución.
Cuando la intensidad de la concentración baje considerablemente, cada uno podrá distinguir si el momento de lucidez y concentración apropiada alcanza los 30, 40, 90 minutos, o más. En el momento en que “baja” de manera considerable, es bueno tomar nota y pensar en un corte. Si la pregunta “de cuánto tiempo” parece demasiado amplia, aquí algunas sugerencias de especialistas.
Períodos de 90 minutos
El fisiólogo especializado en estudios del sueño Nathan Kleitman (1895 - 1999), una de las grandes eminencias de esa disciplina en los Estados Unidos y considerado el padre de los análisis sobre los ciclos del dormir en los seres humanos, tuvo uno de sus mayores descubrimientos cuando reveló que el sueño progresaba en cinco niveles de 90 minutos cada uno, desde el sueño ligero al profundo y viceversa. Ese patrón de desarrollo de hora y media es capaz de ser adaptado, según el periodista especializado en negocios y autor Tony Schwartz, a las actividades profesionales.
Según Schartwz, un período de enfoque ronde los 90 minutos y termine en un break de más de 25 es la manera más efectiva para aprovechar la lucidez de la plena conciencia durante el trabajo. Explica Schwartz: “Para escribir mi libro ‘La forma en la que estamos trabajando no funciona’ (The way we work is not working) dediqué mis mañanas a trabajar en períodos de 90 minutos con un break entre cada uno. Desayunaba después de la primera sesión, iba a correr un poco después de la segunda y cenaba luego de la tercera” Siguiendo ese patrón, afirma el especialista, logró terminar su obra en seis meses, menos de la mitad del tiempo que le llevaba terminar sus libros antes de decidirse por este método.
“Aplicá estos pequeños cambios en tu vida y verás lo que sucede no sólo con tu satisfacción y estabilidad, sino con tu productividad y performance”, afirma el autor.
Trabajo y descanso de menor a mayor
Para quienes se sientan más cómodos sin adentrarse en períodos largos de concentración, la consultora en relaciones laborales y especialista del Huffington Post Anna Johansson propone dividir el día en lapsos más breves de foco y relajación.
La más clásica de las propuestas relevadas por Johansson se conoce como la técnica “Pomodoro”, una división de la jornada en pequeños bloques de 25 minutos de trabajo separados por cortes de cinco minutos. Después de cuatro vueltas de este método, se recomienda tomar una pausa más larga, de entre 15 y 20 minutos. “Esta técnica ayuda a maximizar los lapsos de atención de las personas”, afirma.
Para aquellos que tienen una capacidad de atención profunda más intensa o precisan de más tiempo sin cortar para trabajar, la investigadora recomienda dedicarse plenamente a las obligaciones durante 50 minutos y descansar durante 10. De esta manera, quienes tienen una naturaleza de atención menos “ligera”, pueden sentirse más cómodos en su administración de atención y descanso.
La tercera propuesta de la especialista es menos ortodoxa, pero está basada en una llamativa estadística de la compañía de software DeskTime, una de las principales apps utilizadas por empresas de todo el mundo para medir la productividad laboral. Según los resultados extraídos en base al uso de esta aplicación que mide los momentos de trabajo y descanso en más de 5.5 millones de personas en el planeta, la distribución más eficaz del tiempo es de 52 minutos de atención plena seguidos de 17 minutos de desconexión total del trabajo. Es clave, según Johansson, que la intensidad durante esos 52 minutos sea tan clara como debe ser el relax de los 17 minutos posteriores. Para las estadísticas relevadas por Desktime, los empleados que mejor rinden son los que más se aproximan a ese período de trabajo-descanso.
No obstante, hay quienes están o se sienten obligados a dedicar la mayor cantidad de tiempo posible por la urgencia de sus tareas. Para ellos, la consultora Carrer Concepts aconseja dedicarse de lleno a la labor durante 80 minutos y detenerse durante seis a descansar.
¿Cuál es el período que mejor se adapta a tu forma de trabajar? Será cuestión de prestar más atención a uno mismo y discernir la mejor estrategia.
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POR: Juan José Relmucao
Juan José Relmucao es corresponsal de Noisey, Thump, Creators Project y Vice Sports Latinoamérica. Además ha colaborado con medios argentinos como Buenos Aires Económico, Tiempo Argentino y Brando. También ha sido docente de Taller de Redacción Periodística en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, integrante del Observatorio de Culturas Políticas del Centro Cultural de la Cooperación y redactor publicitario para A&E América Latina.