
En el mundo de los negocios internacionales, la página web de tu empresa puede ser el primer punto de contacto que tus clientes potenciales tengan con los productos o servicios que tu emprendimiento ofrece. Es por eso que se vuelve necesario que tu marca les hable en su propio idioma, ya que genera una mayor confianza y sensación de cercanía entre ambas partes al momento de entablar relaciones B2B o B2C.
Es importante remarcar que no se trata solamente de traducir una página web, sino de localizarla. Y la diferencia es significativa: mientras que la traducción se ocupa del texto que se ve en pantalla, la localización incluye la adaptación cultural de otros elementos como formatos de fecha, imágenes, slogans, nombres de productos y todo lo que la cultura de llegada puede consumir de forma diferente. Esto implica repensar la estrategia de marketing y rediseñar y modificar algunas funcionalidades de la página web.
Dada su complejidad, esta no es una tarea sencilla que se le pueda encargar a cualquier persona que sepa otro idioma. Para asegurar el éxito, la mejor opción es contratar los servicios de un traductor o traductora que se haya especializado en localización e involucrar a algunos actores dentro de la empresa.
En relación a esto, existen algunas cuestiones a tener en cuenta al momento de plantearse la tarea:
El idioma de llegada o target language
El inglés es, por excelencia, el idioma de los negocios internacionales. Sin embargo, se demostró que los consumidores confían mucho más en quienes les hablan en su propia lengua. Por eso, si el objetivo es llegar a un público cuya lengua es el francés, es más probable que sus miembros compren o confíen en una página web que les hable en francés (sobre todo si tienen que ingresar información personal o hacer algún tipo de transacción). Esto no descarta que se pueda hacer una versión en inglés como puente cultural a otros mercados, pero, al momento de establecer prioridades, es importante que evaluar el nivel de impacto que se puede lograr en cada lengua de acuerdo con el tipo de producto o servicio que la empresa ofrece y el mercado en el que se quiera incursionar.
Si la lengua de destino tiene variantes (como pasa con el chino o el inglés), también es importante decidir cuál se va a usar. En general, se tiende a optar por las más genéricas o difundidas (inglés norteamericano o chino mandarín), pero estas no son necesariamente las que más usa el público al que va dirigida la página web.
En algunos casos, podría ser necesario localizar a alguna de las variantes del español, si es que la internacionalización de la empresa se da hacia otros países de habla hispana. Lo más recomendable, en este caso, también es recurrir a lingüistas para que adapten el lenguaje a la cultura de llegada y planteen qué otras modificaciones deberían hacerse para completar la localización de la página web.
El equipo interno
Si bien el trabajo del traductor suele ser solitario, dada la complejidad del proceso de localización es necesario que se involucren otros profesionales. Estos son:
El equipo de IT: Debe asegurarse de que la web y todas sus aplicaciones estén aptas para localizar. Esto significa adaptarlas a los requisitos “físicos” de la lengua meta, como la cantidad de caracteres (algunos idiomas requieren más o menos espacio que otros para expresar lo mismo), el tamaño de los textos (si se traduce a una lengua cuyos caracteres tienen muchos detalles, se tendrían que poder distinguir fácilmente), el formato de las fechas, de moneda, el layout (de acuerdo con el sentido de lectura de la lengua meta) y la codificación de caracteres, entre otros. Cerca del final del proceso, este equipo se va a encargar de subir los nuevos textos, imágenes y contenidos y de hacer los ajustes necesarios una vez que la nueva página web haya sido revisada.
El equipo de marketing: Más allá de la decisión comercial de ingresar en nuevos mercados, es necesario que se lleve a cabo una investigación sobre las características culturales del nuevo público desde la perspectiva del marketing y la comunicación. Estas conclusiones van a impactar en decisiones que se tomen sobre el nombre de los productos y todo lo relacionado a la imagen de marca y su forma de hablarle a la audiencia. Lo ideal sería que las definiciones relacionadas con la localización de nombres, slogans y piezas publicitarias surjan de un trabajo en conjunto entre la persona que traduce y los profesionales de marketing de la empresa, con el aporte especializado de ambas partes. En caso de que la empresa no cuente con un equipo de marketing disponible o con tiempo para hacerlo, la tarea quedaría en manos del especialista en localización, quien deberá tomar decisiones importantes en base a la información que la empresa le provea y a su conocimiento de la lengua y cultura a la que se quiere llegar.
Por otro lado, es importante que se investigue sobre las palabras claves que la página web debería tener para quedar mejor posicionada en los buscadores que usa el público en el mercado en el que se quiere ingresar. En relación a esto, no hay que olvidar que en muchos países Google no es el principal motor de búsqueda. Finalmente, si se decide pagar por publicidad en navegadores, también va a ser necesaria una instancia de localización de cada pieza.
El equipo de diseño: Si bien es posible que el traductor cuente con las herramientas o las personas necesarias para editar las imágenes que van a aparecer en la página web localizada, es conveniente que el equipo de diseño de la empresa (o el equipo externo que haya contratado) se involucre en el proceso. No sería raro tener que crear nuevas imágenes o adaptar logos para que sean mejor recibidos por el nuevo público.
El traductor
Dado que la página web va a ser el primer contacto que los clientes potenciales van a tener con la empresa, es fundamental que la localización esté impecable. Por este motivo, hay que tomar conciencia de que el uso de traductores automáticos (sobre todo, los disponibles de forma gratuita) puede poner en juego la credibilidad y seriedad de la marca.
Hay matices del lenguaje que el traductor automático es incapaz de entender pero que al humano especializado no se le van a escapar. Además, la máquina no va a saber elegir el registro (nivel de formalidad) adecuado para el público específico, no va a entender ambigüedades del lenguaje, dobles sentidos, juegos de palabras ni nada que pueda considerarse creativo. Con esto, la empresa se ahorra malos entendidos y hasta problemas legales.
Al momento solicitar los servicios de un traductor o traductora es recomendable asegurarse de que esta persona tenga experiencia específica en localización o marketing, motivo por el cual resulta importante reducir la búsqueda a profesionales especializados en estas áreas. Es posible que uno se encuentre con muchos profesionales dedicados a la traducción de las distintas ramas del conocimiento (medicina, economía, informática, legales, etc.), pero no todos van a estar preparados de la misma manera para llevar adelante la tarea de localizar.
Pero, ¿dónde están los traductores?
En general, en internet. Se pueden encontrar listas que incluyen nombres y vías de contacto en las páginas webs de los Colegios de Traductores de todo el país o en la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes. También es posible conseguir información en bases de datos especializadas como “ProZ” o “Translators Café”. Finalmente, se los puede reclutar desde páginas de freelancers o desde sus páginas personales y perfiles en redes sociales. También es posible contratar a una agencia de traducción para que gestione el proyecto (todas tiene página web). Por otro lado, no hay que descartar la posibilidad de contratar traductores de cualquier parte del mundo, ya que el trabajo puede hacerse completamente de forma remota.
Al momento de hablar por primera vez con el traductor o traductora, lo más conveniente es hacerle llegar por algún medio el material que se debe localizar. Esto permite calcular el tiempo que va a tomar el trabajo y el presupuesto, de acuerdo con la cantidad de palabras, el soporte y la complejidad del lenguaje. Es posible que, si el proyecto es muy grande o el plazo de entrega muy inmediato, el traductor necesite formar un equipo de trabajo para dar respuesta a esos factores. Por este motivo, cuanta más información se les pueda proveer, más precisas van a ser las estimaciones de tiempo y presupuesto.
Una vez que se llega a un acuerdo, hay que preparar el archivo que se debe localizar. El texto puede volcarse a una planilla de Excel, a un documento de Word o puede extraerse el XML de la página web. Cuando se trate de imágenes, se pueden enviar los archivos editables, siempre y cuando la persona que va a traducir tenga los medios para abrirlos.
Si la página web en idioma original todavía no está online pero se tiene una versión “beta”, lo mejor es enviarla junto a los textos. Hay que tener en cuenta que toda documentación extra que se pueda incluir tiene el potencial de mejorar el trabajo final, porque le va a dar al traductor una idea de cuál es la forma de hablar de la marca, su identidad y sus expectativas. Por otro lado, puede resultar muy útil armar una guía de estilo basada en los análisis del público y la “personalidad” de la marca. Esta guía va a servir para uniformar estilos cada vez que haya que localizar una nueva pieza.
Proofreading y testing
Una vez que la persona encargada de la traducción haya entregado los materiales y que la página localizada esté lista, es importante que se dé lugar a una etapa de revisión. Esto no significa solamente buscar errores en el texto que hayan sido pasados por alto o desajustes que se hayan generado al momento de cargar la información, sino que también se debería verificar la funcionalidad de la página con los nuevos caracteres, símbolos e imágenes y su interacción con las piezas de texto. Esto implica un ida y vuelta entre los distintos profesionales encargados del proyecto, por lo cual, la comunicación fluida con el traductor debería continuar, ya que le va a dar el último visto bueno a los contenidos una vez que estén online.
Algunas consideraciones
Más allá de la página web, hay infinidad de materiales que se pueden adaptar a otros mercados. Si la empresa tiene un blog, presencia en las redes sociales y otros materiales de comunicación, ¿por qué no seguir con esa línea en otros idiomas? Esto implicaría no solo traducir, sino también generar contenidos dirigidos específicamente al público al que se quiere llegar.
Si bien es cierto que la globalización uniformó gustos y mercados, cada cultura conserva algunas características que la hacen única. Prestar atención a estos detalles y demostrar que a la empresa le importan puede marcar la diferencia y llevar a la aventura de la expansión al éxito.
TAGS: negocios internacionales, localización, traducción, página web, lenguajes, marketing
POR: Carolina Sevilla.
Soy Licenciada en Comunicación Social, traductora del par de idiomas inglés-español, editora de contenidos y especialista en comunicación digital. Pero sobre todo, soy una geek de las lenguas, una fanática de la ciencia-ficción, y una amante de la innovación tecnológica y científica. Me apasiona ayudar a las personas a comunicarse de forma más efectiva y a difundir ideas disruptivas que puedan mejorar la vida de todos. Hablemos: https://www.linkedin.com/in/sevillabachillercarolina/